La comunidad internacional ha puesto el foco de atención en las inversiones que Muamar Gadafi y su clan tienen fuera de Libia. Un sinfín de lucrativos negocios que contrastan con las penurias que pasa el pueblo libio. La Costa del Sol es una de las zonas de mayor interés inversor del dictador libio. En el litoral malagueño pretende edificar casi 2.000 viviendas de lujo en un vastísimo terreno, una finca llamada «La Resinera» que se extiende por los términos municipales de cuatro municipios cercanos a Marbella. Aquí también poseen dos viviendas de lujo. Sin embargo, y pese a que se encuentran en la «perla» de la Costa del Sol, aún «meca» para un buen número de multimillonarios árabes, los Gadafi huyen de los estereotipos y realizan durante sus estancias una más que discreta «dolce vita».
Fuentes consultadas por este periódico explicaron que quienes pasan más tiempo en la casa que la familia tiene en Marbella son su hija, Aisha, y uno de sus hijos, Saif al Islam, principal candidato a sucederle.
Los dos descendientes realizan una vida retirada del ruido en la Costa del Sol. No son asiduos de las grandes fiestas de la alta sociedad y prefieren permanecer en un segundo plano. Aisha, reputada letrada de derecho internacional, y cuyo nombre ha aparecido en alguna inversión de calado multinacional en la Costa, se siente más cómoda en el municipio de Benahavís y suele pasar bastante desapercibida. Saif es del mismo corte. «No suele acudir a Puerto Banús, como hacen otros, y pasearse en grandes coches. Se le puede ver más en Estepona y por la zona de Cancelada».
Las citadas fuentes señalaron que el clan Gadafi, al contrario que su padre, no suele desplazarse con grandes dispositivos de seguridad. «Son personas de negocio y no quieren llamar la atención». Cuentan con un reducido círculo de guardaespaldas de confianza —tres o cuatro— y, en ocasiones, contratan los servicios de una empresa de seguridad marbellí que les proporciona un segundo anillo de protección.
«Ellos no son como otros hijos de líderes o jeques árabes. No son ricos problemáticos», comenta una fuente, que señala el caso del primogénito de otro líder de Oriente Medio que «ha provocado más de un altercado en Puerto Banús y que lleva un séquito de seguridad formado por ciudadanos chinos, la mayoría irregulares en el país».
Ahora, con las revueltas en Libia y la condena internacional a la brutal represión con que se han contestado, la «dolce vita» de los Gadafi se trunca en la Costa. Algo a lo que tampoco serán ajenos sus intereses inmobiliarios, pendientes de autorizaciones administrativas que no han de llegar. «La Resinera» seguirá siendo territorio español
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